“La esperanza es esa cosa con plumas
Que se posa en el alma
Y canta una canción sin letra
Y nunca, nunca se calla (…)”
Así nos contaba la poetisa Emily Dickinson a qué le sonaba la esperanza. Una mujer confinada casi voluntariamente a lo largo de casi toda su vida dentro de una cultura religiosa y puritana, donde no se permitían las reuniones de mujeres solas y la única expresión artística permitida era la música del coro de la iglesia.
Cuando lees su obra, oyes el silencio que había en su vida, y a la vez como lo convirtió en esperanza, a través de un pájaro.